2008-09-28

Mezclando conceptos.

Nota: esto es una copia casi exacta de un correo que he enviado a la edición de XL Semanal.

Leo con decepción un artículo de Juan Manual de Prada titulado "Creacionismo" en el XL Semanal del 28 de Septiembre de 2008. Se queja de las tergiversaciones de los medios de comunicación y después realiza todo un ejemplo práctico.

El Sr. de Prada empieza mezclando dos conceptos: creacionismo y diseño inteligente. El primero, mantenido durante décadas por los estamentos más reaccionarios, afirma taxativamente la literalidad de la Biblia. Dada la implausibilidad de tal tesis, muchos creacionistas han remodelado la misma para darle unos tintes más científicos que permitan popularizarla: el diseño inteligente (D.I.). Hasta tal punto son conceptos (aparentemente) distintos que los propios defensores del D.I. niegan que se trate de creacionismo y protestan cuando se quiere establecer alguna relación.

Un apunte mientras paso de embrollo a embrollo. No es lógico considerar igual de necios a quienes afirman que el mundo se creó en seis días que a quienes afirman que la mosca (que no mosquito) del vinagre es un "pariente lejano", porque en el segundo caso hay un buen montón de indicios que apuntan a dicha parentela. Quizá si busca "Drosophila melanogaster" en Google encuentre información detallada.

Mezcla el Sr. de Prada, en la mejor tradición del D.I., dos conceptos que no están relacionados automáticamente: evolución y origen de la vida (aunque ya hay modelos que aplican los principios evolutivos de selección y adaptación al medio como posible explicación del origen de la vida). Afirma, correctamente, que Darwin nunca eliminó la posibilidad del origen divino, pero tampoco le hacía falta: su modelo debía contrastarse empíricamente, y el origen divino no ha sido contrastable
hasta ahora (no me atrevo a decir "nunca", al contrario que otros).

Acude el Sr. de Prada al "sentido común" para afirmar que ciertos misterios sobre el origen del hombre no pueden ser explicados mediante teorías evolutivas. Repite, no sé si a sabiendas, uno de los argumentos más repetitivos del D.I., el de complejidad irreducible, argumento que va quedando cada vez más en descrédito cuanto más se va conociendo sobre la vida: se planteó que los flagelos (esas pequeñas colitas que mueven seres microscópicos como el espermatozoide) no podían haber aparecido más que por diseño debido a su complejidad... hasta que se encontraron estructuras análogas previas (y esto es sólo un ejemplo).

Sr. de Prada, me parece perfecto que usted considere piedras de molino las afirmaciones que la prensa vierte al hablar de cuestiones científicas: yo mismo me sorprendo a menudo de las barbaridades que leo. Pero flaco favor hace a nadie cuando a continuación intenta usted presentar sus propias piedras como alternativa. Si va a hablar de ciencia, hágalo. Pero con conocimiento, que es algo que también se exige
a los escritores cuando no están escribiendo ficción.

2008-05-22

El portátil sin WiFi

Hace ya tiempo que no cuento nada, así que hoy voy a soltar una bonita incidencia que me he encontrado en el trabajo hace una semana o dos.
Llego feliz y contento (es un decir, llego a las ocho de la mañana) a mi puesto como todos los días y me pongo a hacer lo de siempre, Pinky. Que si una carpeta de correo basura que ha desaparecido porque la han borrado al querer vaciarla, que si un proyector no funciona porque alguien ha tocado el botoncito de entrada en vídeo y el ordenador, previsiblemente, entra por RGB, que si hay que instalar un equipo, el pan nuestro de cada día.

En esto me llaman para preguntarme si puedo acercarme a ver un portátil que tiene problemas para conectar a WiFi. Considerando que no pasan tres días sin que venga alguien a consultarnos por este motivo, no es raro, así que me voy para allá.

Cuando llego allí, lo primero que hago es comprobar que la señal llega con potencia suficiente. My PDA (vale, vale, es un Tablet) me dice que llega más que de sobra, así que me pongo al portátil. Como éste tiene Windows Vista, hay varias razones posibles para que no funcione. Así que, ni corto ni perezoso, desactivo IPv6 y toda la morralla de detección de conexión a Internet que siempre nos da problemas (el Vista se pasa de listo y "corta" la conexión antes de que se pueda autentificar el usuario contra el portal cautivo). Reintento y nada, "reparo" la tarjeta y tampoco. Habrá que reiniciar.

Reinicio y veo que el equipo se ralentiza de forma... notable no, sobresaliente con matrícula de honor. Y no al arrancar Windows Vista, no. Antes de llegar a leer nada del disco duro. Huuuyyy qué mala señaaaall.... este portátil tiene un problema. Veo que tiene un ratón USB y supongo que se ha vuelto loco porque no logra cargar el soporte automático de USB. Bueno, no hay problema, se quita el ratón, se reinicia el equipo y a correr, que ya conectaré el ratón cuando esté cargando Windows Vista.

Dicho y hecho, el portátil arranca como un tiro y Vista ni se inmuta cuando conecto el ratón mientras lo arranco. Espero a que se calme (maravillas del Vista, la mitad de las cosas no termina de cargar hasta bastante después de que aparezca el escritorio, pero eso es otra historia) y busco redes inalámbricas. Y no ve ninguna. Vuelta a comprobar configuraciones, "reparar" conexiones y maniobras típicas. Y el portátil sigue en su solipsismo.

Reinicio una vez más, quitando el ratón para ahorrarme la espera. Y arranca sin problemas. Sólo por probar voy rápidamente (tan rápido como me dejan los servicios a mitad de carga de Vista) a la configuración de redes, y consigo conectar. Lanzo el navegador, entro al portal cautivo y, en ese momento, me acuerdo de conectar el ratón USB. Y se me va la WiFi.

Cara de sorpresa. Vuelvo a intentar conectar y ya no aparece ni el portal ni la WiFi ni nada. Desconecto el ratón. Sé que no puede ser el ratón, pero lo desconecto, y la WiFi sigue invisible. Reinicio, conecto el ratón y no no logro ver ni una red. A ver si va a ser el ratón... un ratón USB que se merienda antenas WiFi es algo nuevo para mí, pero ya son muchos años y un nivel alto de paranoia. Pero el ratón funciona perfectamente.

Reinicio sin ratón y la WiFi funciona. Conecto el ratón y deja de funcionar. Bah, no va a ser el ratón, lo desconecto, reinicio y lo pongo en otro puerto. Y aquello sigue sin funcionar. No, si al final será el ratón. Cojo otro ratón USB que tienen en el despacho, reinicio con el nuevo ratón ya conectado y el ordenador arranca sin problemas, y me conecta a la WiFi, y me deja autentificarme en el portal cautivo y... la madre que parió al ratón.

Tiempo total invertido: unos tres cuartos de hora (evidentemente, el procedimiento no es tan rápido como suena y me he saltado algunos pasos como la comprobación en un par de ocaciones de la configuración CMOS). Y era el ratón. Que alguien me lo explique.

Epílogo: resuelto el asunto, paso camino de mi despacho por delante del encargado de redes y le cuento la historia. Y me cuenta que ya lo había ido a mirar él, pero que le había funcionado, pero no recuerda si tenía puesto o no el ratón. Después, contando la jugada en el despacho, uno de mis compañeros cuenta el caso de una serie de ordenadores que se compraron hace un par de años cuyos ratones sólo funcionaban correctamente en un único puerto USB: el resto del tiempo se bloqueaban (los ratones).

Y luego me pregunto por qué la gente saca causas tan peregrinas para los fallos de los ordenadores...