2005-04-28

¡Los homosexuales, que se larguen! (¿Mande?)

Es, cuando menos, interesante pararse un momento y pensar en la gente que, en un momento u otro, te encuentras en la vida. Sobre todo cuando sostienen ciertas opiniones con las cuales no puedes estar de acuerdo por más que lo intentes.

Gente que, en unos casos, aún se aferra al patrioterismo de hace un par de generaciones (década arriba, década abajo) o que, como la chica que me encontré ayer en el autobús, muestra un desprecio... mejor dicho, rechazo total ante la homosexualidad y lo que representa. En su momento de mayor acaloramiento, llegaba a sugerir que había que echarlos del país, "como a los putos moros" (sic).

Es una opinión y, aunque esté en desacuerdo, lo más que puedo hacer es intentar entenderla o, si puedo, rebatirla. Los que me conocen saben que me gusta discutir (el propio concepto del debate como pugna en la que no hay que darse de tortas me atrae) y que a menudo me exalto más de la cuenta. Afortunadamente, en este caso conseguí mantener las formas y el tono de voz (será que no había confianza :-).

Y es que la situación era, cuando menos, cómica: que dos hombres vayan de la mano por la calle o se besen (cierto es que no especificó la intensidad) es "escandaloso", pero (a pregunta mía) que una pareja heterosexual se esté "dando el lote" en mitad de la calle es perfectamente "normal". Pues será lo normal que quiera, pero a mí, personalmente, me incomoda y, si lo veo oportuno, me voy a otro lado, que calles hay muchas.

Quizá lo más hilarante de la circunstancia es que la chica en cuestión lucía un brillante tinte rosáceo y un piercing en el labio inferior. Pero, según ella, eso es "normal" (claro, desde hace unos 20-25 años para acá, porque antes, ¡ay de aquél a quién se le viera con un pendiente o un piercing! ¡y ay de aquélla que llevara más allá de los tradicionales pendientitos!).

Pero, claro, cuando se establece como "verdad indiscutible" que la homosexualidad no es "normal" y que va "contra natura" quedan, en principio pocas respuestas que dar.

Y es que la "normalidad" que se afirma constante categóricamente es, en realidad, una circunstancia que varía por épocas y sitios. Dado que en aquel momento no pude documentarme adecuadamente (lo de tener acceso a Internet en un autobús aún no está logrado), incluyo aquí una referencia a la homosexualidad en la historia, para quien tenga interés (es el segundo acierto que me sale en Google al buscar homosexualidad civilizaciones antiguas). Cuando te enteras (aunque yo ya lo sabía por más y variadas fuentes) de lo extendida que ha estado o está la homosexualidad en diferentes culturas a lo largo del tiempo, lo normal es que te plantees la posibilidad de que pueda ser, hasta cierto punto, "normal". Pero no, ha de ser una panda de viciosos y "a mí que más me da, que se vayan con los griegos y los romanos". Elocuencia en grado puro.

Aunque queda el "contra natura". Deriva este concepto de una supuesta relación biunívoca entre el sexo y la reproducción ("¿para qué sirve, si no?" cito literalmente). Así, conceptos como el "sexo social" quedan automáticamente exentos de significado y sentido. Pero en este caso es la propia Naturaleza la que muestra que los comportamientos homosexuales (no sé si las relaciones de afecto, porque no recuerdo datos al respecto) no son algo especialmente extraño en el reino animal. Buscando homosexualidad especies animales en Google, encontramos, inicialmente, referencias genéricas que no aportan demasiados datos. Aquí se hace referencia a los estudios de una investigadora, la Dra. Elizabeth Fox sobre la aparición de casos de homosexualidad en orangutanes en Sumatra (y Google proporciona otras referencias relativas a dicha investigadora en diferentes medios de comunicación que parecen confirmar el enlace anterior) y otros simios. Aunque asociados a situaciones de estrés (natural o artificial), también hay detectados casos de comportamientos homosexuales en cérvidos y otras especies.

¿Cabe considerar, entonces, que la homosexualidad es algo "contra natura"? Bueno, pero es que "les va el vicio". Exacto. A unos animales. Que, se supone, en muchos casos no tienen siquiera concepto de bien o mal o justicia (en el caso de los simios, estos conceptos no se pueden descartar completamente) y que, naturalmente, son unos viciosos.

En fin... un viaje entretenido, desde luego. Como último apunte, un comentario de la chica en cuestión: "Yo no pienso permitir que mis hijos sean homosexuales, ya los educaré para que no lo sean". Como le dije, la única forma de evitar eso con toda seguridad es no tenerlos.

Vaya, mientras escribía este texto, ha habido un problema con Blogger y no he podido publicarlo hasta un rato después.

3 comentarios:

Hispanicus dijo...

Decía Cicerón

Es absurdo pensar que sea justo todo lo determinado por las costumbres y las leyes de los pueblos. ¿Acaso también si son leyes de tiranos? Si los Treinta Tiranos de Atenas hubieran querido imponer sus leyes, o si todos los atenienses estuvieran a gusto con las leyes tiránicas ¿iban por eso a ser justas esas leyes? Creo que no serían más justas que aquella otra que dio nuestro interrey de que el dictador pudiera matar impunemente al ciudadano que quisiera, incluso sin formarle proceso. Hay un único derecho que mantiene unida la comunidad de todos los hombres, y está constituido por una sola ley, la cual ley es el criterio justo que impera o prohibe: el que la ignora, esté escrita o no, es injusto (...). Que si los derechos se fundaran en la voluntad de los pueblos, las decisiones de los príncipes y las sentencias de los jueces, sería justo el robo, justa la falsificación, justa la suplantación de testamentos, siempre que tuvieran a su favor los votos o los plácemes de una masa popular (...). Y es que para distinguir la ley buena de la mala no tenemos más norma que la de la naturaleza. No sólo lo justo y lo injusto, sino también todo lo que es honesto y lo torpe se discierne por la naturaleza. La naturaleza nos dio así un sentido común, que esbozó en nuestro espíritu, para que identifiquemos lo honesto con la virtud y lo torpe con el vicio. Pensar que eso depende de la opinión de cada uno y no de la naturaleza, es cosa de loco (De legibus, 1, 15-16.)

Esto se puede aplicar a muchisimas cosas, entre ellas el aborto, eutanasia, pena de muerte, "matrimonio" homosexual, que son aceptadas por las sociedad pero que no son para nada, ni eticas ni naturales ni justas. Son leyes malas para el Hombre.

MaGaO dijo...

Gracias por la referencia a Cicerón, que siempre es bueno aprender.
Pero Cicerón, al menos en tu cita, se cuida mucho de determinar qué es y qué no es natural, lo cual deja las cosas como estaban.
Personalmente, acepto el aborto con ciertos límites, estoy en contra de la pena de muerte, considero que la eutanasia puede ser válida en condiciones adecuadas, y me da igual la existencia del matrimonio homosexual (o como se le quiera llamar, que una rosa sigue siendo una rosa aún por otro nombre, como dijo Shakespeare). Puede que mi posición pueda parecer contradictoria o confusa. No es mi intención, ahora mismo, establecer exhaustivamente mis criterios.
El problema de la ley natural es que permite prácticamente todo: si en la naturaleza ocurre algo, se puede aplicar al ser humano. O, en su defecto, deberían aplicarse los comportamientos básicos del hombre si se criara sin influencia externa (lo cual es harto complicado, por otro lado).
Si Cicerón tiene razón y el hombre tiene un sentido natural de la virtud y el vicio, ¿sería de esperar que un ser humano (o grupo de ellos) que se criara sin interacción o interferencia llegara a un conjunto de normas que los permitiera convivir? Es posible, aunque los estudios realizados en cada momento han llegado a la conclusión de que, dejado a sí mismo, el ser humano no llega a establecer reglas más allá de la ley del más fuerte (como la mayoría de los simios sociales, establecerá relaciones de dominancia por fuerza). Si ésas son las reglas por las que debemos vivir, creo que mejor paso: no tengo ganas de ser el próximo en morir porque al jefe del grupo se le crucen los cables.
El concepto de ley absoluta es un ideal interesante, pero sólo eso. ¿Por qué el aborto es inherentemente malo (o bueno)? ¿Por qué la pena de muerte? ¿Por qué la eutanasia? ¿Por qué la unión entre homosexuales?
Como indiqué en el blog, ni la naturaleza ni la historia del propio ser humano son referentes válidos: tanto en un caso como en otro existen ejemplos para sustentar casi cualquier posición.
Lo que viene a continuación, estimado hispanicus, son comentarios más específicos sobre los dilemas que planteas.
¿El aborto? Por poner un ejemplo, las hembras de canguro acostumbran a abandonar a su cría aún no indenpendiente abandonada como cebo para distraer a un depredador. No creo necesario hacer referencia a las muchas especies que protegen lo mejor que pueden a sus crías, pero el hecho es que las dos cosas ocurren. No entraré en las costumbres de leones y varias especies de simios, donde el nuevo macho dominante se dedica a eliminar a la competencia infantil sin ningún miramiento.
No conozco muchos casos de eutanasia en la naturaleza: quizá el caso de los lemmings, que se dedican en épocas de superpoblación a echarse al mar y ponerse a nadar hasta que se ahogan rendidos de cansancio, pudiera servir de ejemplo. O quizá simplemente buscan otra zona donde poder seguir viviendo y no la alcanzan. No lo sé. También podría considerarse la situación de los machos de algunas especies de insectos (entre ellos algunas mantis) que son devorados por la hembra, con la coincidencia de que, aunque no fuera así, morirían poco después de la cópula. ¿Es eutanasia?
La pena de muerte es un caso también peliagudo. Si volvemos sobre los diferentes casos que he comentado, ¿no se pueden considerar pena de muerte?
No diré mucho sobre el matrimonio homosexual: la mayor parte de lo que dije en el blog se aplica directamente, así que no merece la pena repetirme. Sólo un apunte: ¿qué determina que la relación homosexual sea mejor o peor que la heterosexual?
Desde el punto de vista reproductivo, no tiene por qué causar un problema. Por sí sola, la relación homosexual no va a contribuir a la reproducción directa de la especie: cabe incluso la posibilidad de que facilite la viabilidad de los nuevos miembros de la especie al aumentar el número de parejas que los pueden cuidar.
Desde el punto de vista emocional, ¿cabe decir que el amor homosexual es menor que el heterosexual? El amor es tan variable que no es posible responder a esa pregunta.
Desde el punto de vista económico, ¿ha de ser discriminada una pareja por el simple hecho de ser homosexual? ¿Acaso contribuyen menos en sus trabajos a la sociedad? ¿No deberían, en ese aspecto, tener acceso a los mismos beneficios que otras parejas?
Si el único punto de contención (como parece deducirse del curso parlamentario de la legislación al respecto) ha sido la denominación de "matrimonio"... se le podría llamar otra cosa. Pero el rimbombante nombre políticamente correcto que se estableciera no serviría para evitar que todo el mundo dijera que los homosexuales se casan y casados están. ¿O debemos también eliminar el término matrimonio cuando se trata de una unión civil?

Anónimo dijo...
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